En 2018, Jean-David adquirió con mucho entusiasmo una pequeña joya en ruinas en la calle Conde de Alacuás. Lo único que no cambió desde el principio del proyecto es el estilo arabesco que quería para su casa. 

El edificio, sorprendentemente, no estaba protegido pero cambió su situación cuando presentamos el proyecto por primera vez. Tras varias propuestas, encontramos una solución satisfactoria para todos (promotor, comisión de patrimonio y arquitecto). 

El resultado es una mezcla del estilo modernista del barrio con una pizca árabe en su interior.

Las fachadas se han conservado y reconstruido en parte, respetando el estilo del barrio. Estas zonas reconstruidas se han ejecutado con bloques de hormigón celular de la marca YTONG. Por otro lado, la voluntad de David era tener una fachada completamente blanca por lo que todo el revestimiento es de mortero de cal blanco. Los marcos de ventana son de madera oscura al igual que las persianas alicantinas, y las defensas, directamente traídas de Marruecos, son de hierro forjado pintado de negro.

Entramos por un patio cubierto y separado de la calle por la celosía de trébol y accedemos así a la vivienda, donde lo primero que vemos es un salón comedor dividido por un arco de medio punto y una escalera de obra de peldaños compensados. El suelo de toda la planta baja es de terracota con estrellas esmaltadas, y si miramos al techo, la madera de los forjados se ha dejado a la vista y tiene el mismo tono a pesar de ser de diferentes esencias (pino, iroko, roble, nogal). 

La escalera de bóveda está cubierta por MORTEX blanco y una doble fila de “zellige” verde que hace la función de zócalo. El zellige es un tipo de azulejo cerámico artesanal que, al ser fabricado a mano, tiene muchas irregularidades pero en su conjunto el resultado es espectacular. 

Ubicamos el baño de invitados en la planta baja, entre el salón y la habitación roja. El baño está cubierto por azulejo vertical azul oscuro de 6×24 que contrasta con el suelo y el mueble de baño de resina sintética. 

Subiendo a la primera planta, una estantería separa el distribuidor y ejerce de soporte a la escalera que lleva a la cubierta. El distribuidor es un espacio abierto que puede acoger usos distintos (teletrabajo, gimnasia, juegos…) y da acceso a la habitación verde y la habitación azul. Esta última es la suite, donde el baño está completamente revestido de zellige blanco y verde, y la hornacina de medio punto está acabada con un mosaico hecho a medida. 

El suelo de las plantas superiores es un parquet de roble del mismo tono que el resto de la madera. La escalera que da acceso a la última planta es muy ligera, a diferencia de la escalera de bóveda tabicada. 

La fachada principal recae al sur, por lo que en invierno no se requiere mucho aporte de calorías gracias a la bomba de calor. Por otro lado, todas las estancias tienen ventiladores de techo, así solo se enciende el aire acondicionado en días muy calurosos. Además, cuatro paneles fotovoltaicos cubren parte de la energía eléctrica necesaria. 

En los años de abandono que ha sufrido el edificio, las compañías de electricidad, telefonía e internet realizaron un uso indebido de las fachadas para su beneficio. Intentamos convencerles de modificar el entramado de cables, pero desgraciadamente sin éxito. Este es un problema recurrente en el barrio, también en zonas recientemente urbanizadas. 

A pesar de las dificultades aparecidas, el resultado es una casa hecha a medida para Jean-David y Hakima, para que disfruten del barrio del Cabanyal y de su vitalidad en auge.

Cedric Bastin

arquitecto

Ana Montero

colaboradora y fotógrafa

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