Subiendo a la primera planta, una estantería separa el distribuidor y ejerce de soporte a la escalera que lleva a la cubierta. El distribuidor es un espacio abierto que puede acoger usos distintos (teletrabajo, gimnasia, juegos…) y da acceso a la habitación verde y la habitación azul. Esta última es la suite, donde el baño está completamente revestido de zellige blanco y verde, y la hornacina de medio punto está acabada con un mosaico hecho a medida.
El suelo de las plantas superiores es un parquet de roble del mismo tono que el resto de la madera. La escalera que da acceso a la última planta es muy ligera, a diferencia de la escalera de bóveda tabicada.
La fachada principal recae al sur, por lo que en invierno no se requiere mucho aporte de calorías gracias a la bomba de calor. Por otro lado, todas las estancias tienen ventiladores de techo, así solo se enciende el aire acondicionado en días muy calurosos. Además, cuatro paneles fotovoltaicos cubren parte de la energía eléctrica necesaria.
En los años de abandono que ha sufrido el edificio, las compañías de electricidad, telefonía e internet realizaron un uso indebido de las fachadas para su beneficio. Intentamos convencerles de modificar el entramado de cables, pero desgraciadamente sin éxito. Este es un problema recurrente en el barrio, también en zonas recientemente urbanizadas.
A pesar de las dificultades aparecidas, el resultado es una casa hecha a medida para Jean-David y Hakima, para que disfruten del barrio del Cabanyal y de su vitalidad en auge.