Un apartamento ubicado en un edificio de calidad de los años 60 y con unas vistas al maravilloso parque de Viveros. Tenía elementos muy interesantes de la reforma anterior, como las puertas, el parquet de roble en espiga y los cajones de armario en haya maciza. Elementos que se quisieron conservar, sobre todo gracias a la vocación restauradora de Cristina; como resultado, todas las maderas fueron tratadas con aceites o barnices al agua.

El apartamento de 170m2 cuenta con 4 dormitorios, vestidor, 2 baños, un aseo de cortesía, cocina, salón-comedor, lavandería y mucho almacenamiento.

En la entrada, nos encontramos con un bloque de madera de roble barnizado al agua de 2,00m de alto que divide el espacio sin necesidad de cerrarlo. Es accesible desde sus 3 caras. Desde la misma entrada ya se puede apreciar la magnífica vista a través del ventanal de color antracita y la zona del salón-comedor.

Detrás del bloque de madera está el espacio cocina. Para encajar el suelo con el parquet en espiga, el marmolista recortó las piezas de porcelánico que se dispusieron en las zonas de mayor riesgo. 

Un pasillo en L de apenas 6m2 distribuye el resto de las estancias. En primer lugar está el aseo de cortesía; la peculiaridad de este es la pared revestida de la misma madera que el suelo y siguiendo el trazado. Combinado con sanitarios, paredes y techo en color antracita y accesorios dorados.

Ambos baños están revestidos de porcelánicos “Ragno Maiora Marble Effect” de gran formato 120/240cm y dotados con sanitarios de “Galassia” en blanco mate. En el pequeño, tanto el plato de ducha como el mueble son totalmente de resina sintética “Corian”. 

El espacio suite de 35m2 (más del 20% de la superficie del apartamento) tiene como peculiaridad el rincón de lectura de roble natural que forma un cuadro alrededor de la ventana. Las puertas pivotantes, que separan el vestidor y el baño de la zona de descanso, son de roble con vidrio listral. 

Para el vestidor se han aprovechado los cajones de haya y todos los herrajes son negros. En el baño, la bañera y la ducha forman una única pieza sin juntas gracias al material utilizado (resina sintética). El mueble de baño, hecho de la misma resina y con cajones de roble del mismo color que las puertas, llega hasta el suelo para maximizar el almacenamiento. 

El conjunto de maderas naturales, toques de antracita (marcos de ventanas y mecanismos) y estructura vista de hormigón da un resultado muy cálido. Y más todavía sumando el precioso mobiliario, los cuadros y los objetos de diseño que eligieron Cristina y Franco.

Cedric Bastin

arquitecto

Ana Montero

fotografía

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